Pues sí, escuchando a Jorge Cafrune cantar su "Chasca había sido" no es raro que uno se pregunte si lo hace en español o en algo que se le parece. En el grupo, al que hoy se ha sumado Yolanda, que viene de Honduras, todos coincidíamos en pensar que, sin llegar a ser una barrera idiomática, sin duda no hablamos lo mismo todos los hispano-parlantes, que alcanzamos ya en el mundo la cifra de 500 millones, repartidos en 135 países. En España, 45 millones; en EEUU, otros 45 millones; en Canadá, un millón.
La conclusión de la tertulia de hoy nos llevó a plantearnos si las palabras son necesarias para comprendernos. Y quedó una lectura recomendada en el aire: Las voces del desierto, de Marlo Morgan, para profundizar en esa última idea.
Sobre "si las palabras son necesarias", creo sin duda que SÍ, que es un regalo el poder comunicarnos verbalmente. La película Enemigo mío, o la novela Robinson Crusoe, plantean la soledad que siente el ser humano, aún estando acompañado, si no puede servirse de la palabra. Y me alegra mucho que haya tantos hispano-parlantes por el mundo (con tanto anglicismo como nos aborda en las esquinas, reconforta saber que incluso en Nueva York podrías entenderte en +/-español)
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